El Gato Estrena su diario

El Gato estrena su diario

Gato escribiendo en su diario


Siendo esta la primera entrada del Diario Gatuno, me resulta harto difícil empezar. Supongo que con el tiempo los textos publicados irán mejorando, como el vino. No tengo muy claro cómo estructurar este primer artículo, pero sí sé lo que quiero compartir.


Siento una mezcla de decepción, urgencia y miedo, pero también ilusión y esperanza.


 


Decepción


La decepción deriva del análisis de lo que ha sido mi vida en el aspecto financiero. No os equivoquéis, no me ha ido mal, y he sido y sigo siendo feliz. Pero he tardado décadas en darme cuenta de que no estaba haciendo lo correcto con mis finanzas.
Recuerdo aprenderme de memoria los ríos y cordilleras de España, y pelear con los conjuntos conjuntos y los conjuntos disjuntos; también aprender inglés con los libros de un tal Arthur. Pero en el cole no nos explicaban demasiado acerca del dinero.


En el instituto, los ríos y montañas dieron paso a las clases de historia, con montones de fechas. Lo de los conjuntos se complicó con las derivadas y las integrales, y traduje un montón de frases del latín… Pero nadie me dijo lo que era la inflación.


Ya en la Universidad, los estudios se van haciendo cada vez más específicos, y no aprendes demasiadas cosas que no estén orientadas a tu profesión. He aprendido muchos conceptos, pero sin duda, el aprendizaje más importante ha sido el pensamiento crítico, el dudar de todo, la búsqueda de la verdad. No obstante, he tardado muchos años en pararme a pensar acerca del dinero.


He trabajado para ganar dinero, compré una vivienda y “ahorré” dinero en el banco; cuando ganaba más dinero, ahorraba más, y no me di cuenta de que cuanto más dinero tenía ahorrado, más poder de compra estaba perdiendo. Mi coste de oportunidad ha sido no invertir ese dinero, y dejar que el monstruo de la inflación se fuera alimentando de él.
Al final invertí algo, sí, en esos productos que te venden en el banco cuando ven que tienes unos ahorros a los que hincar el diente.
Cuánto tiempo perdido…


Urgencia


Dicen que lo más importante es el tiempo; no se puede comprar más del que tenemos, y sin embargo es el bien más valioso. Y si hablamos de inversiones, desde luego es un poderoso aliado. Me abraza un enorme desasosiego al pensar en el tiempo que he perdido sin invertir. Ojalá volviera a tener 18 años con las ideas que tengo ahora. ¿Quién no ha deseado algo así?


En cualquier caso, si el mejor momento para invertir era ayer, el segundo mejor es hoy. Cuanto antes se empieza, mejor.
Tras toda una vida en la rueda de hámster, ahora me han entrado las prisas, deseando recuperar todas las oportunidades perdidas; me faltan horas para seguir aprendiendo sobre inversiones. Y esa prisa que deriva de la decepción anterior me da miedo.


Miedo


Tegno miedo a equivocarme, miedo a llegar tarde, miedo a entrar demasiado pronto y a lo loco, como un elefante en una cacharrería. Miedo a perder.
Todos esos temores y algunos más me rondaban la cabeza por las noches, pero se van esfumando poco a poco, gracias a la certeza de que he escogido el camino correcto.
He cambiado radicalmente mi vida, ya no corro en la rueda día tras día; ahora cada jornada es una experiencia única. Y aunque he perdido la seguridad de la que gozaba en mi jaula de ratones, tengo la convicción de que todo saldrá bien.


Esperanza


Al evolucionar de ratón a gato, he ido transformando el miedo en esperanza. Como buen felino, disfruto de la felicidad que me brindan cada día las pequeñas cosas, y de la tranquilidad que me regala el hecho de saber que voy por el camino correcto.


Miro el horizonte desde mi ventana y vislumbro un futuro mejor. Haciéndolo mal, es decir, equivocándome en algunas (o muchas) decisiones de inversión no voy a estar peor de lo que estaría si siguiera siendo un roedor. Obviamente, para tener esta tranquilidad hay que tener cierto sentido común y no caer en la trampa de intentar hacerse rico de la noche a la mañana, lo cual es tremendamente peligroso.


Ilusión


El caso es que tengo muchas ganas de equivocarme, de cometer errores de principiante y aprender de ellos. Tengo ansia de seguir mejorando. Y Mucha ilusión de compartir mi camino con otros, para que me ayuden y para ayudarles, para apoyarnos entre todos, y juntos, mejorar nuestras vidas.



Sirva este breve compartir de mis sentimientos como presentación del Gato Inversor, un gato que maúlla sobre finanzas, que ronronea con los dividendos, y que rasca de aquí y de allí para cosechar la sabiduría de los que llegaron antes y compartir sus experiencias gatunas con quien quiera recogerlas.


Un ronroneo cariñoso,

Gato Inversor
El Gato Inversor

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